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Gens

ALEX

Agosto de 2008 se despedía con sus turbulencias ciclónicas para nuestro archipiélago. El huracán Gustav  acababa de arrasar la Isla de la Juventud y Pinar del Río y el no menos devastador Ike estaba por llegar, cuando Alexandre Buio Massiala Capita, (Alex), tomó en La Habana un vuelo de Air France el 31 de ese mes para regresar a Angola.

Había vivido por 21 años en Cuba a donde llegó el 30 de agosto de 1987  siendo niño con apenas diez años y se despedía con los sollozos y los sentimientos encontrados de alguien que volvía a su natal Cabinda, y se alejaba de la tierra donde creció, se hizo hombre y profesional.

- Me siento como un cubano que va a cumplir una misión internacionalista, me dijo poco antes de partir.

En los años vividos en Cuba sufrió la ausencia de la familia, disfrutó de las amistades  y conoció la naturaleza humana,  con sus egoísmos y oportunismos, pero también de los gestos de bondad, amistad y amor.

Nueve años estuvo en la Isla de la Juventud, donde cursó las enseñanzas Primaria, la Secundaria y Preuniversitaria, luego llegó a Camagüey atraído por la carrera de Arquitectura, pero le asignaron Ingeniería Civil,- también le gustaba Economía-, y  al final cinco años en Santiago de Cuba, donde  se graduó de Licenciado en Imagenología. Largo fue su andar por los ámbitos estudiantiles de este país, en el que hizo muy buenas amistades no solo de cubanos, sino también de jóvenes de otros países y de la propia Angola.

Un fin de semana llegó a nuestra casa, invitado por mi hijo mayor Eicker, que estudiaba Arquitectura en Camagüey. Se habían conocido en las prácticas de artes marciales y entablaron una sincera amistad a la que luego se sumó Eric cuando también matriculó Arquitectura en esa misma Universidad. Poco a poco fue ocupando un lugar en la familia.

Pasó por momentos amargos cuando supo de la muerte de su mama, y la noticia le llegó tres años después.

Tampoco pudo seguir estudiando en la Universidad de Camagüey al no aprobar los exámenes del tercer año de Ingeniería Civil y estuvo tres cursos esperando que le asignaran una nueva especialidad.

Por entonces se le vio muy deprimido. Un día me escribió: Madre Rosa, me siento débil y cansado, pero pronto estaré bien.

Desde entonces comenzó a decirme Mami igual que los muchachos.

Cuando venia a la casa, dormía y dormía largas horas, quizás sintiéndose aliviado y sosegado, lejos del sempiterno bullicio de los albergues de la beca. Era discreto y pulcro. Admirador de Bruce Lee y amante del baile, y de la música en especial del rap y la kisomba.

Por fortuna, cuando se abrió en Santiago de Cuba la Licenciatura de Imagenología  comenzó de nuevo desde el primer año sin estar muy convencido de que le gustaría, pero poco cuando fue avanzando en los estudios se dio cuenta que era lo suyo, sobre todo en la especialidad de ultrasonido y así se graduó en julio de 2008 .

Alex Capita es parte de los más de 20 mil angolanos que se han graduado en las universidades cubanas.

De una nobleza y una ética encomiables a este muchacho de piel negra y alto como un poste como él mismo se califica, no le falta el sentido del humor.

Un poco sorprendido de la osadía de su respuesta, me cuenta que un día caminaba por Santiago de Cuba cuando una mujer en plena calle le espetó:

- Niño que feo tú eres. A lo que el le contestó.

- Si, pero no soy el único…Y ambos rieron. 

Y me cuenta la anécdota entre las buenas y las malas que tiene como recuerdo de este país, del que aun antes de partir, ya sueña con volver porque le resulta imposible desprenderse de la tierra y la gente con la que compartió tantos  años de su existencia.

Ahora me escribe ocasionalmente  desde Cabinda, donde se reencuentra con la familia y los amigos, graduado en una especialidad que espera  poner al servicio de su país.

Antes de partir me dejó por escrito algunas de sus ideas. Así dice que “uno no puede aprender si no se arriesga, ni puede vencer si no se sacrifica”.

3 comentarios

Yenima -

Fue tan grande la emoción que sentí al leer sus líneas que la voz se quebró y las lágrimas llenaron mis ojos.
Con la historia de Alex recordé a los buenos amigos de varias naciones que compartieron conmigo sus años de universidad en la carrera de Periodismo.
En especial recuerdo a una joven, risueña como pocas, y angolana, como Alex. Su nombre, Josefa Da Rosa Vistorino Cristobao.
Ellos llegaron a Cuba, casi niños, y, además de valiosos conocimientos, se llevaron el amor y el afecto de este pueblo.
Como dice Eicker, Cuba siempre los recibirá al igual que una madre que acoge a sus hijos.

Eicker -

Si así mismo Alex ya donde quiera que se encuentre nunca podrá olvidar todos los momentos vividos en Cuba la tierra que lo vio crecer, que le enseño a ver la vida desde otro punto de vista, en las buenas y malas, con los suyos y sin los suyos, que le impregno esa jocosidad y sentido del humor único del cubano. Por eso para Alex mi hermano un hasta pronto que Cuba siempre será tu casa.
Eickerman

Yanet -

Rosy, como siempre deslumbra con sus cronicas. Se que le robara unas lagrimas a Alex cuando lea el blog.