Blogia
Gens

AHÍ VA UN NEGRITO

Eran alrededor de las nueve y media de la mañana de aquel domingo, cuando Idael Andrés Martínez,  ágil, pequeño y delgado, transitaba por una calle del reparto La Loma en la ciudad de Las Tunas. Tenía que editar un programa que saldría al mediodía por la Emisora Provincial y apuró el paso para llegar a tiempo al compromiso con la directora del resumen semanal.

De pronto una mujer entrada en años gritó:

-¡Fue él, fue ese negro  quien me robó el puerco!

Un hombre fornido de unos 80 kilogramos de peso se le abalanza para atraparlo, pero Idael lo esquiva, lo neutraliza con un golpe de su puño y el atacante cae al suelo atontado. Otro individuo lo agrede, se repite la operación y también va a parar a tierra.

Solo, en una barriada ajena,  grita que hay un error, que él no ha hecho nada, ni le ha hecho daño a los que lo agredieron, pero varios vecinos armados con palos y otros medios lo rodean amenazantes.

Un viejo  sale de su casa  al oír el escándalo  y dice:

-Paren ahí que el ladrón era un negrón, no un negrito.

Tratando de mantenerse calmado Idael se disculpa por los golpes que propinó a los que aun aturdidos requirieron ayuda.

Con unos 40 años y 63 kilos, Idael parece tener menos edad…  Jaranero, y cariñoso, lo he visto crecer desde que su madre Lidia, una mujer trigueña y bajita de pelo lacio, siempre sonriente, trabajó por años en el comedor del periódico. Eran tres varones y una hembra y quedaron huérfanos desde chiquitos cuando su padre, chofer de ómnibus, murió en un accidente.

Años después otra tragedia sacudió a la familia. Uno de los muchachos, atleta de deportes aéreos, falleció cuando el planeador que pilotaba se precipitó a tierra en picada.

Iván, el más parecido al padre, se hizo médico y como colaborador de la salud ha trabajado en Venezuela, Centroamérica, Níger  y Pakistán por más de ocho años.

Idael es realizador de sonido en la emisora y lo he querido siempre con ese cariño familiar que se profesa a quien sentimos como alguien cercano y leal.

Pero Idael Andrés es algo más que eso, a primera vista tan frágil, es un atleta de una increíble fuerza interior. Domina el chion sun, es cinta negra en taekwondo, cinta negra en yudo, y cinturón marrón en kárate.

Y aun más, nunca le he visto luciendo su medalla de Combatiente Internacionalista de Primera Clase ganada en Angola , ni la medalla al Valor, ni la condecoración que le otorgaron siendo casi niño, como héroe en la Defensa de Cuito Cuavanale, en una batalla que puso fin al odioso régimen en apartheid en Sudáfrica.

A veces me lo encuentro en los pasillos de la emisora y le digo en juegos, ¡Lo estoy viendo mucho por aquí!, ¡Enséñeme su Carne de Identidad! Y nos reímos recordando el cuento que él mismo me hizo, cuando un policía lo requirió en la esquina del piano bar en el mismísimo centro de la ciudad. Entonces, con la sonrisa que casi siempre lo acompaña, pero quién sabe con cuánto dolor contenido, le contestó al policía:

-Y me seguirás viendo, porque yo vivo aquí en los altos de este lugar.

Por eso me vino a la mente Idael Andrés Martínez cuando escuché las palabras de Eusebio Leal en el Congreso de la UNEAC cuando en una dura crítica a las actitudes discriminatorias dijo aquella frase que algunos emplean en forma despectiva:

- Ahí va un negrito.

1 comentario

Yanet -

Maneja el tema de una manera simpatica pero a la vez profunda.