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Primavera activa

Este mes de mayo me recuerda a mi infancia. Por entonces siempre llovía, sobre todo en los días  finales  y de manera particular el día 29, fecha de mi cumpleaños. No lo puedo olvidar porque casi siempre en la fiesta el aguacero estaba omnipresente y los juegos infantiles debían ser bajo techo.

Yo era afortunada porque me celebraban  el cumpleaños. No es que fuera la favorita entre mis hermanos, sino que mi padre, empleado del comercio, tenía trabajo para esa época del año, coincidiendo con los finales de la zafra azucarera y con el breve auge económico de que disfrutaban los obreros en estos meses que les permitía hacer sus compras.

Con los años, la temporada de lluvia se fue desplazando meses después y casi nunca el día 29 teníamos esa refrescante entrega de la naturaleza.

Esta vez la primavera se comporta diferente, tan distinta que hasta dos tormentas tropicales se han movido ya en mayo en nuestra área geográfica, un hecho poco común, considerando que es a partir de junio que inicia la temporada ciclónica.

De todas  formas la llegada temprana de las lluvias es un buen augurio para que no falte ese recurso tan preciado que es el agua, para las plantaciones agrícolas, las crianzas de animales y el consumo de la población. En las ciudades el brillo de las hojas verdes de los arboles, libres del polvo citadino alegran el paisaje.

Así la vida se renueva, porque el agua es vida.

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