Vivencias de una tunera en los Andes peruanos
Desde Pisco, en el Departamento peruano de Ica, recibo el mensaje de Edith Herrero, cargado de la nostalgia propia de la distancia que la separa de su familia en Las Tunas.
Ella me cuenta con satisfacción la misión solidaria que cumple la brigada médica en esas tierras andinas.
Los primeros cubanos llegaron a la zona como parte del contingente Henry Reeve, luego del catastrófico terremoto de 7,9 grados en la escala del Richter ocurrido el 15 de agosto del 2007, que ocasionó más de 600 personas muertas, 75 mil familias afectadas y el 75 por ciento de las edificaciones dañadas.
Por entonces Cuba envió un hospital de campaña con salas de cirugía y equipos de avanzada tecnología.
Luego de poco más de siete meses terminaron sus labores los integrantes del contingente Henry Reeve, entrenados para casos de desastres y fueron relevados por el grupo que actualmente continúa la atención médica en la zona.
Lo que más motiva a Edith, licenciada en técnicas de laboratorio clínico, es el agradecimiento conque los pobladores del lugar tratan a los médicos y técnicos cubanos a quienes llaman cariñosamente doctorcitos.
Otras dos tuneras se encuentran en el lugar: la pediatra Beatriz Santos, y la especialista en Medicina General integral Yordanka Driva.
Allí han vivido momentos de asombro ante la majestuosidad de la naturaleza y los increíbles contrastes del clima al que han tenido que adaptarse a fuerza de voluntad.
Algo muy lindo - me dice Edith- ocurrió cuando fuimos a la Oroya a una campaña de salud y pasamos por un lugar llamado Ticlio que esta a 4 mil 818 metros sobre el nivel del mar y por primera vez vi nevar.
Pero hay tristes realidades que conmueven a Edith: - Me ha dolido mucho el caso de una niña llamada Analis de solo ocho añitos que padece de una artritis reumatoide, nunca la llevaron al médico por ser muy costoso y desde hace dos años ya no puede asistir a la escuela por que sus manitos no pueden sostener el lápiz. Si fuera en nuestro país qué distinto sería todo. Esto nos pone muy tristes. Tengo la imagen de esa niña en mi mente y pienso que nunca la podré olvidar, solo con ver cuando la atendemos con cariño cómo su rostro cambia. Cosas así vivimos todos los días.
Pero aquí estaremos hasta que haga falta a pesar de las terribles añoranzas por Cuba, porque no hay tierra más linda que la nuestra -me dice Edith en su mensaje desde los Andes peruanos.
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